Los errores que llevaron a los investigadores hasta Ana Julia Quezada
Desde que el pequeño Gabriel desapareciera el pasado 27 de febrero, hasta que la Guardia Civil encontrara el cuerpo sin vida en el maletero del coche de Ana Julia Quezada el día 11 de marzo, acontecieron multitud de hechos que delataron a la asesina confesa.
La investigación policial se centró inicialmente en Diego F., acosador de Patricia Ramírez, madre de la víctima. Diego fue encarcelado el 3 de marzo tras saltar la alarma del dispositivo de pulsera que llevaba a causa de las órdenes de alejamiento que pesaban sobre él, coincidiendo dicho aviso con el día de la desaparición. Sin embargo, Patricia defendió la inocencia de Diego. Más tarde se demostraría que el único sospechoso hasta el momento se encontraba lejos del lugar de la desaparición cuando se produjo por encontrarse participando en una carrera.
Primeras sospechas
Ese mismo día, Ana Julia fingiría encontrar la camiseta que Gabriel llevaba el día de su desaparición. Este hecho, junto con la declaración a los investigadores sobre la jornada del 27 de febrero, hizo que todos los focos se posaran sobre la pareja de Ángel Cruz, padre de Gabriel. Primero, porque Ana Julia aseguraba haber estado desde primera hora del día con el niño de 8 años hasta que emprendiera el camino a casa de sus primos, lugar donde nunca llegó. Esta versión fue desmentida por Puri, la abuela del niño, quien aseguró haber vestido a Gabriel esa mañana. Y segundo, porque la zona donde encontró la camiseta había sido peinada en repetidas ocasiones. Además, encontraron dicha camiseta completamente seca a pesar de las fuertes lluvias de los días previos. Lo que sí hizo fue salir minutos después que Gabriel de la finca familiar en coche, alegando que fue a hacer unos recados.
También resultó sospechoso que Ana Julia no entregara su teléfono móvil, como tampoco lo hizo con el resto de aparatos electrónicos solicitados por las autoridades hasta haberles realizado un formateo. Sobre el terminal, dijo haberlo perdido en varias ocasiones, por lo que adquirió otro con una tarjeta prepago cuyo número apenas unas pocas personas poseían. Mientras tanto, hacía uso del terminal de su pareja, Ángel.
Apariciones públicas
Ana Julia Quezada siempre se mostró atenta con los padres de Gabriel, apareciendo junto a ellos en repetidos actos públicos y apariciones en los medios. Entre esas apariciones, destaca la entrevista que realizó para Radio Galega. En ella, tuvo un lapsus al hablar de la víctima «Era un niño muy responsable… es un niño muy responsable». Es también en otra declaración a los medios donde comenta que existe una recompensa de 10.000€ a todo aquel que pueda proporcionar datos sobre el paradero del menor desaparecido, información que era completamente falsa. Sin embargo, su empeño por una recompensa también resultó sospechosa, puesto que se lo propuso en repetidas ocasiones a los padres del pequeño, aumentando la cuantía a 30.000€.
Tal era la supuesta atención con su pareja, que decidió administrar ansiolíticos para mantenerlo tranquilo, casi drogado, por el efecto del fármaco. Defendía esta postura asegurando que era necesario que Ángel consumiera esta medicación a causa del malestar producido por el sufrimiento y la angustia del momento que estaba pasando.
Fueron todos estos aspectos, sumados a la mala relación que la madrastra (como le gustaba ser llamada) mantenía con el niño, lo que hicieron que los investigadores dieran orden de realizar vigilancia sobre cada uno de sus pasos y colocaran micros en el coche de la sospechosa.
Una vez se encontraba controlada por los agentes de la Guardia Civil, uno de ellos le solicitó las llaves de la finca familiar de Rodalquivir. Fue en ese momento cuando Ana Julia decidió adelantarse a los agentes y cometió el error que la llevaría ante la justicia. Gracias a ese seguimiento, donde los agentes pudieron obtener pruebas gráficas incriminatorias, descubrieron que Ana Julia había tenido enterrado el cuerpo desnudo y sin vida de Gabriel en un aljibe perteneciente a la finca durante todo ese tiempo.
Sospechas confirmadas
Tras retirar el cuerpo de su escondite, estuvo más de 70 minutos dando vueltas con el coche, sopesando abandonarlo en algún invernadero, pero finalmente lo llevó hasta su residencia sita en Vícar, donde se procedió a la detención. En ese espacio de tiempo, pudieron escuchar como la autora confesa del delito insultaba en repetidas ocasiones al cadáver del menor a lo largo del trayecto.
La actuación de los cuerpos de seguridad y de los familiares de Gabriel, conocedores de las certeras sospechas de los investigadores en todo momento, fueron clave para la detención de la sospechosa.
Este caso ha roto de dolor a todo el país. Del Río Abogados se mantendrá pendiente de éste y muchos otros casos que acontecen en los juzgados de España para traerlo a nuestro blog. Si no quieres perderte ninguno de nuestro artículos, síguenos en Facebook y Twitter.
Por M.M.B.